Henar Zamora Salamanca. In memoriam

El pasado 12 de diciembre falleció en Valladolid, a la edad de 62 años, M.ª del Henar Zamora Salamanca, profesora del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Valladolid, en el que llevaba trabajando desde el año 1986.

Tras licenciarse en Filología Clásica comenzó su beca de investigación para hacer su tesis doctoral en Filología Griega. La defendió en 1991, con el título El dialecto de Cos, un estudio lingüístico detallado y profundo que auguraba una larga carrera en ese campo de especialización, como demostraron algunas importantes publicaciones sobre el tema. Paralelamente, se dedicó en cuerpo y alma a la docencia. Como digna discípula de su maestro, D. Manuel García Teijeiro, se implicó en una docencia rigurosa y de calidad. Henar era ante todo profesora de griego clásico. Εra tanto su deseo de compartir la riqueza que se encerraba en los textos escritos en esa lengua que la enseñó no solo en la Universidad, en diversas materias de Licenciatura, Grado y Máster de Filología Clásica; también lo hizo en los muchos cursos impartidos en el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. En esta ciudad, muchas generaciones de alumnos de todas las edades, procedencias e intereses han aprendido griego clásico con ella.

Su dedicación estaba exenta de modas pedagógicas y de la tentación algo vanidosa de una carrera investigadora fulgurante. La suya fue reposada y sólida, a partir del momento en que eligió, ante todo, aprender y poder enseñar lo aprendido. Por eso, su inicial interés en la lingüística fue derivando hacia el mensaje transmitido por esa lengua que dominaba y empezó a estudiar los textos neotestamentarios y, sobre todo, los textos de la filosofía griega. A ella dedicó a partir de entonces su investigación, con resultados que publicó en distintas revistas y volúmenes y que difundió en distintos Congresos, y fue parte también de su docencia, de la que disfrutaron en la Licenciatura o el Grado de Filosofía y en el Máster Interuniversitario en Estudios Avanzados en Filosofía (UVA-USAL). En ambas, docencia e investigación, destacaba por una gran claridad de pensamiento y de expresión, atenta siempre a lo esencial, lo único para ella importante en su vida y en su labor filológica, que siempre caminaban juntas nutriéndose mutuamente. Por eso su enseñanza sobrepasaba lo meramente filológico para dar, a través de la lengua griega, lecciones de vida.

Porque en Henar no podían separarse los dos aspectos, como bien sabíamos los que tuvimos la suerte de conocerla y tratarla en las distintas facetas de la vida universitaria en las que siempre se implicó, como secretaria del Departamento, coordinadora del Grado, responsable de la EBAU, o miembro del Consejo de Redacción de la revista Minerva. En ellas invertía no solo su trabajo, también algo que se descuida demasiado a menudo: un excelente carácter que todo lo facilitaba, con su eterna sonrisa, su amabilidad, su ánimo conciliador, generoso y comprensivo con las circunstancias de cada uno.

Henar nos enseñó mucho y enriqueció mucho nuestra vida, con su saber, su talante y su testimonio. Los miembros de la SEEC la conocíamos bien, porque siempre estuvo implicada, bien en la gestión, como tesorera de la sección de Valladolid desde 2008 o participando en los sucesivos Congresos Nacionales, a los que no faltaba nunca. Allí tuvo lugar su última participación académica, en julio de 2023, en el XVI Congreso de la SEEC celebrado en Salamanca, en el que quiso intervenir, a pesar de lo avanzado de su enfermedad, para hablar de aquello que daba sentido a su vida personal y profesional: “El encuentro de la filosofía griega y el cristianismo: la plenitud de una búsqueda”.

Descanse en paz.

Begoña Ortega Villaro